Según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, llevada a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, en relación a la prevalencia de depresión, que es el número de sujetos que presentan un problema, en este caso depresión, se reportan los siguientes datos:
-Prevalencia: 4.5%
-Prevalencia en mujeres: 5.8%
-Prevalencia en hombres: 2.5%
-La prevalencia se incrementa con la edad
-A mayor escolaridad hay menor prevalencia de depresión
-De los casos diagnosticados, solamente un 6.1-7.9% reciben tratamiento
Estos datos son alarmantes, sobre todo el pobre acceso al tratamiento antidepresivo.
Los síntomas de depresión son: tristeza y/o irritabilidad, dejar de disfrutar las cosas que antes generaban placer, alteraciones en el sueño, mayor o menor ingesta de alimentos de lo acostumbrado, problemas en el dormir, enlentecimiento o agitación psicomotriz, falta de concentración, poca energía, ideas de culpa o baja autoestima o minusvalía y fantasías o ideación suicida.
Hay diferentes tipos de depresión: trastorno depresivo mayor (que es lo que comúnmente se conoce como depresión), atípica, melancólica, con síntomas psicóticos, secundaria a uso de medicamentos, secundaria a causa médica, como parte de un duelo, como una reacción ante la adaptación de un evento concreto, de causa no especificada.
Un psiquiatra o un médico general y/o especialista no psiquiatra bien entrenado en temas de salud metal pueden hacer el diagnóstico y comenzar la prescripción de un tratamiento.
Generalmente no es necesario hacer estudios de laboratorio, en algunos casos habrá que descartar causas hormonales de depresión, como hipotiroidismo o hipercortisolismo, o un descontrol metabólico importante a expensas de hiperglucemia o alteraciones en los lípidos y el colesterol.
El tratamiento es con antidepresivos, una toma al día en la mayoría de los casos. El tratamiento debe tener una duración mínima de 8 meses una vez remitidos los síntomas y posteriormente se retirará el antidepresivo gradualmente.
El pronóstico es bueno, tomar un tratamiento adecuadamente reduce las probabilidades de recaídas a 5 años en más del 70% de los casos. Los tratamientos generalmente no tienen efectos colaterales, aumentan la energía y la sensación de bienestar, remiten los síntomas y aumentan el funcionamiento del individuo en todas las esferas de su vida.
La causa de la depresión es una alteración en la concentración de neurotransmisores en el cerebro y una mayor presencia de receptores de serotonina, por lo que “echarle ganas” y “se te pasará pronto, sé positivo” no es la mejor forma de resolver este problema. Hay que acudir con tu psiquiatra de confianza para que te sientas bien si padeces esta enfermedad.