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La pandemia mundial que estamos padeciendo, producto del capitalismo salvaje, que ha encerrado a la mayoría de nuestros pacientes en sus domicilios, ha producido diferentes y variados efectos que he podido constatar a través de las sesiones que practico de manera virtual, a mi vez guardada en mi domicilio particular, ensayando una nueva forma de realizar mi práctica psicoanalítica.
He recibido comunicaciones que me sorprenden, tales como: “Ahora que no voy corriendo a trabajar, me di cuenta que mi departamento está rodeado de ventanas por las que observé a una mamá jugando con su hijita y en otra ventana vi otra mamá tumbada en un tapete de yoga, que enseñaba a dos de sus hijos posturas complicadas y ellos la seguían interesados y concentrados en los ejercicios, para mí, fue algo tranquilizante, que me hizo descubrir como siempre estoy corriendo angustiada y no me detengo a observar las cosas simples que me rodean”
Otra paciente, adolescente, que acostumbra ir todos los fines de semana con sus amigas a los antros de moda, ahora se ha visto obligada a pasar la contingencia con sus dos hermanas mayores, casadas encerrada en casa de una de ellas, pues bien me comunicó que: “Al principio me comencé a deprimir y “a picar los ojos” ya que mis hermanas estaban contentas con el encierro, pero yo me “aburría como ostra”, pero a una de mis amigas, con las que me comunico por el chat, se le ocurrió que escribiéramos nuestras experiencias en este encierro y que nos leyéramos día adía nuestros escritos, a manera de diario y ya al final de la contingencia, podríamos publicar algo en el periódico de la escuela, lo que nos pareció muy entretenido”
Esto me ha puesto a pensar que toda crisis por dura que parezca tiene un lado en el que quizá no hemos reparado y que nos puede ayudar a paliar este difícil trance que estamos viviendo y que tenemos que soportar lo queramos o no.
Por supuesto que no es como vivir la vida como estamos acostumbrados, pero nos ayuda a pensar en los pequeños detalles en los que nunca reparamos por la rutina en la que quizá ya estamos habituados y que nos oculta lados que nos pueden resultar creativos.
Asi que: ¡Al mal tiempo buena cara!!!