“ Los nietos son la fortuna de la vejez.”
“ A través de los nietos, se vuelve a amar a los hijos, recordando su niñez”
Las familias hoy en día han experimentado transformaciones en la manera en la que sus miembros se relacionan, con la entrada de la mujer a los medios de producción se han multiplicado los tipos de familias y ahora ya vemos una gran variedad que van desde un padre y una madre, hasta una sola madre, un solo padre, dos padres, dos madres y en fin se ha complejizado el entramado familiar, pero en todos los tipos de familias existe la figura de los abuelos, que en muchas ocasiones sustituyen o apoyan a los padres y madres, ya que en casi todos los hogares de los pacientes que acuden a la clínica, estos trabajan y los hijos quedan al cuidado de los abuelos, desempeñando un importante papel. Incluso son los que suplen a los padres en la crianza.
Los relatos de los pacientes ponen de manifiesto el trascendente papel que un abuelo o abuela jugó en la infancia del sujeto, brindando el afecto, atención, cuidado y escucha que el niño no pudo obtener de sus padres, ocupados y preocupados de la manutención y otros deberes familiares como asistir a juntas de padres de familia en los colegios, atender situaciones sociales y familiares, que los mantienen cansados como para escuchar con detalle las demandas de afecto de sus hijos, dejando esto para los abuelos, que en la mayoría de los casos, pueden dedicar más tiempo, para jugar, atender, contar cuentos y tener la paciencia necesaria para los nietecitos, por estar ya retirados o jubilados, aunque algunos de ellos continúen trabajando, ya no lo hacen en forma tan frecuente como en su juventud.
En la clínica escuchamos en los relatos de nuestros pacientes el amor que se profesa a los abuelos, los recuerdos de cuando la madre se iba a trabajar todo el día y la abuela era la que lo cuidaba, iba por el a la escuela, le preparaba la comida y esperaban juntos a que su madre viniera a recogerlo para llevarlo a dormir a su casa.
O cuando era el abuelo el que le enseñaba como hacer la tarea de matemáticas porque su papá estaba ocupado en su trabajo y no quería ser interrumpido.
En otras ocasiones la madre quedaba sola, sin la protección del marido y se iba a vivir a casa de sus padres, quienes se ocupaban del hijo, incluso de la manutención, en fin podríamos relatar infinidad de casos que hemos visto desfilar en nuestros consultorios, con historias en las que los abuelos ocupan un lugar protagónico.
Sin menoscabar el lugar de los padres, queremos resaltar en este artículo la imborrable marca que un abuelo imprime en el corazón de sus nietos.