En los últimos años se han desarrollado modas alrededor de los alimentos. Muchas de ellas se encuentran enmascaradas por una “vida sana”y no necesariamente involucran la idea de alcanzar o mantener un “peso ideal”. Alimentos orgánicos, gluten “free”, tendencias vegetarianas, veganas, entre otras pueden esconder una relación fracturada con los alimentos.
Para poder hablar de vegetarianismo, es importante conocer su definición: “Régimen alimentario basado en el consumo de frutas, verduras y legumbres, al tiempo que se caracteriza por la abstención del consumo de carne y pescado y, en ocasiones, de otros alimentos de origen animal como el huevo, la leche o la miel”. Existen variantes del vegetarianismo como pueden ser el veganismo, ovo-lactovegetariano, vegetariano estricto… En muchas ocasiones, este tipo de régimen puede ser adoptado por cuestiones éticas (relacionadas a los animales), económicas, ambientales o como parte de “alcanzar o mejorar el estado de salud actual”.
Es en la adolescencia donde con mayor frecuencia se puede observar un cambio en los patrones de alimentación y es en esta etapa de la vida donde el individuo se encuentra con mayor riesgo de desarrollar una conducta de riesgo hacia su relación con la comida restringiendo alimentos como forma de control en diversos aspectos de su vida.
Una conducta vegetariana estricta, puede ofrecer una opción social y éticamente aceptable para la selección y/o restricción de ciertos alimentos que considera “no saludables” ya sea por su contenido, uso de colorantes, origen, etc, sin embargo cuando estas elecciones se convierten en conductas obsesivas, de excesiva moralidad y pensamientos rígidos con rituales alrededor de la ingesta, son señales de alarma importantes a tomar en cuenta.
En muchas ocasiones, la adopción de un régimen de este tipo no tiene como eje el peso o imagen corporal, si no que se relaciona con creencias culturales actuales que brindan reconocimiento a aquellos individuos que presentan la capacidad de elegir el tipo correcto de alimentos.
El llevar una dieta vegetariana, implica un aumento en el consumo de fibra, lo que disminuye la presencia de estreñimiento, mayor consumo de antioxidantes, entre otros, sin embargo es importante hacer notar que el iniciar o llevar una dieta vegetariana sin supervisión, conlleva a déficit importante de macronutrimentos, especialmente las proteínas, y a pérdida o déficit de micronutrimentos como hierro y folatos ya que el aumentar el consumo de cereales y ciertas verduras inicia una interacción entre elementos que interfieren la absorción de otros (por ejemplo, un consumo elevado de fibra favorece pérdida de folatos).
Existen estudios que afirman que las creencias y obsesiones que se desarrollan hacia la alimentación saludable pueden llevar a un deterioro académico, social, o funcional. No olvides que alrededor de la alimentación existen factores incluso más importantes que el valor nutrimental u origen de los alimentos; factores emocionales, sociales y de tranquilidad hacia la relación con los alimentos deben ser tomados en cuenta. Más allá de poder clasificar a los alimentos como permitidos o no, buenos y malos, saludables o dañinos, es importante tomar en cuenta que existen matices tanto en sabores, colores, presentaciones que hacen a los alimentos apetecibles, significativos y adecuados a cada persona. El aprender a disfrutarlos e integrarlos a nuestra alimentación se asocia a un estado completo de salud, ya que no sólo engloba el tipo de nutrimentos que ingerimos, si no las emociones, convivencia y gozo que generan.
BIBLIOGRAFÍA
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González Leal R. Alimentación vegetariana en adolescentes: Pros y contras. ADOLESCERE • Revista de Formación Continuada de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia • Volumen V • Septiembre 2017 • No 3.pp: 58-67
Grupo de trabajo alimentos de la Sociedad Argenitina de Nutrición. Alimentación vegetariana. Consultado en: http://www.sanutricion.org.ar/files/upload/files/Alimentacion_Vegetariana_Revision_final.pdf (27Septiembre 2020)