Generalmente al iniciar un tratamiento para la recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria, es común escuchar la expectativa de cambios en el peso corporal, lo cual será tomado como un indicador de que el tratamiento va funcionando y/o de éxito.
Sin embargo, lo anterior no siempre es así. La recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria implica factores que van más allá de signos físicos lo cual no significa que sean de menor importancia pero sí que hay más elementos alrededor que determinan el éxito.
- Estado de ánimo: Los alimentos aportan energía, pero no es su única función. También aportan micronutrimentos que son elementos básicos en distintas funciones del organismo. Cada nutrimento tiene una función en nuestro cuerpo, participan en la producción de hormonas, neurotransmisores, energía, por lo tanto, después de un estado de restricción severo de alguno de ellos es normal observar cambios en el humor.
- Dejar de medir, contar, pesar los alimentos: Los pacientes con alguna conducta alimentaria de riesgo desean tener el control de lo que comen, por lo que es muy común que quieran medir sus porciones y contar calorías. Parte del tratamiento es brindar las herramientas necesarias para que se aprenda a disfrutar de los alimentos sin necesidad de tener un control numérico.
- Conducta social alrededor de los alimentos: El poder participar en alguna reunión que implique la presencia de alimentos de una forma tranquila y sin presión a ser observado al consumirlos es un signo de recuperación.
- Variedad en la alimentación: Esto incluye platillos y grupos de alimentos. El tener una alimentación monótona implica déficit de ciertos micronutrimentos. El permitir integrar sabores, colores, texturas da una oportunidad a que la persona con algún trastorno de la conducta alimentaria tenga una nueva experiencia con los alimentos.
- Relación con ella misma y con los otros: El que la persona con un trastorno de la conducta alimentaria tenga una mejor relación con ella misma, con el ánimo para realizar actividades cotidianas y convivir con los demás permite que la alimentación pueda ser vista desde otra perspectiva que también tiene; la perspectiva social y de convivencia.
De esta manera, la ganancia de peso no es el único indicador que vigilar como señal de éxito. Más allá de lo que puede ser medido, como es el peso, la recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria implica trabajar en la mejoría de todo lo que hay alrededor de la imagen corporal, la alimentación y el número que una báscula pueda indicar. Si bien la alimentación nos proporciona energía no es su única función, implica tradiciones, convivencia, emociones, recuerdos que pueden ser evocadas a través de aromas y sabores. Dejar de centrar la atención en el número que una báscula puede indicar puede no ser tarea fácil ya que socialmente hay muchos reforzadores alrededor del peso, sin embargo, en este tipo de casos, es el trabajo de un equipo interdisciplinario el evaluar y dar tratamiento a todos los factores que hay alrededor para tener éxito.