EXISTE EL CUERPO IDEAL EN LA MUJER
A lo largo de la historia la forma del cuerpo ha tomado relevancia debido a factores sociales, económicos, culturales y políticos. Constantemente se construyen estereotipos a cumplir los cuales se norman por ciertos “cánones corporales”. Estos se dirigen a condicionar lo que es la belleza y exigencias hacia el cuerpo, sobretodo de las mujeres, de acuerdo a la época y a lo que esta subraya.
Desde principios del siglo XIX ha existido discriminación hacia los cuerpos de mayor tamaño al ser asociados a inferioridad y poco valor, por lo cual el origen de la llamada “gordofobia” tiene su origen en el racismo.
“Gordofobia es un término que, en su utilización, presenta ciertas complejidades. Hay quienes, por ejemplo, prefieren hablar de gordo-odio; pero independientemente de cómo se nombre, existe un acuerdo general con relación al fenómeno al que intentamos referir: se trata de un tipo específico de discriminación profundamente complejo y absolutamente naturalizado. Es en este hecho en el que radica su urgencia de abordaje. A veces mencionada como sobrepeso u obesidad, la gordura es motivo de un estigma social que atraviesa de modo determinante y transversal a todos los segmentos etarios y socioeconómicos de la población, y afecta en mayor medida a las mujeres, personas LGBTIQ+, afrodescendientes, indígenas, migrantes y demás personas racializadas. Nos referimos entonces a la gordofobia, para precisar y describir todas aquellas prácticas, discursos y acciones que burlan, marginan, estereotipan, prejuzgan, rechazan e implican la obstaculización o vulneración de los derechos de las personas bajo el pretexto de la gordura”.
Pero, ¿desde dónde construir la idea de que todas personas deberíamos tener una determinada forma de cuerpo?
A lo largo de la historia del arte se han representado diferentes tipos de cuerpos en la mujer los cuales han “evolucionado”, por ejemplo, en las obras que comprenden el Renacimiento podemos ver cuerpos grandes como sinónimo de belleza y salud, mientras que ya en el Barroco y periodo Neoclásico, la representación de la mujer comienza a estilizarse. Es importante recalcar que estas imágenes encarnan algo aspiracional por lo que comienzan a ser muestra de supremacía y de un deseo que lograr.