El 2020 ha sido un año lleno de cambios en muchos aspectos de la vida, la forma de buscar y recibir atención a la salud no ha sido la excepción. Desde el inicio de la pandemia por el virus SARS-COV2, muchos profesionales de la salud decidieron mudar su forma de tratamiento al método en línea, se creía que esto sería temporal, sin embargo, con el paso de los meses cada día es más notorio que la teleconsulta llegó para quedarse.
Como todo, existen pros y contras en lo que respecta al tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria, los cuales comentaré a continuación:
PROS:
Existen diversos sitios de internet que ofrecen información acerca de los trastornos de la conducta alimentaria y su tratamiento, esto facilita a los pacientes el identificar sus síntomas y el deseo de recibir ayuda. Es importante verificar que los profesionales de salud que se consulten cuenten con cédula profesional para poder ejercer.
En muchas ocasiones el acordar una cita entre el especialista y el paciente, puede tomar algunas semanas. Una consulta en línea es más fácil de agendar ya que no existen factores como el tráfico o situación geográfica de ambos para limitar opciones de horario.
Diversos estudios demuestran que el reducir el tiempo de espera aumenta la eficacia en el tratamiento de los trastornos de la alimentación.
En algunas ocasiones, los pacientes se encuentran poco convencidos de visitar a un especialista ya que en muchas ocasiones pueden sentirse juzgados o apenados de hablar. El tener una conversación en línea puede ayudar a los pacientes a sentirse con mayor confianza hacia a su especialista, lo cual facilitará el encuentro cara a cara.
CONTRAS:
En los trastornos de la conducta alimentaria es común observar deficiencia de micronutrimentos en la piel, cabello y uñas. Una consulta en línea dificulta el identificarlas.
El que la mayoría de la población desarrolle sus actividades en línea puede dificultar la transmisión de señal vía internet. Continuas interrupciones de esta índole dificultan la comunicación entre el especialista y el paciente.
A través de una pantalla es difícil observar pequeños movimientos corporales y gestos que para el especialista pueden dar mucha información acerca del paciente.
Si bien la teleconsulta es una buena alternativa que facilita el acceso al tratamiento en cuanto a situación geográfica y tiempo, existen condiciones en las que el tratamiento presencial no puede ser sustituido e incluso puede llegar a ser la única opción debido a las condiciones clínicas del paciente.
Además, como seres humanos, la interacción cara a cara con el otro es parte de nuestro ser y nunca podrá ser sustituido por una plática a través de una pantalla.
BIBLIOGRAFÍA
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