En México, la figura de la familia es relevante y vigente (padres, hermanos, pareja, hijos, abuelos, amigos, etc.). Cuando un miembro de ésta desarrolla un trastorno alimentario, es frecuente que la estructura familiar tambaleé. Son problemáticas serias y multifactoriales, lo que produce que no solo incida en quien desarrolla la sintomatología (restricción, purga, compulsividad, etc.) sino en todo el entorno que lo rodea. Al hacer una retrospectiva de los casos clínicos que se atienden en TRIA, es frecuente encontrar que las personas que presentan un trastorno alimentario, al inicio de la aparición de la enfermedad la vivan en completo aislamiento debido a la vergüenza, estigma y miedo a no ser comprendidos. Cuando por fin deciden hablarlo y pedir ayuda o es “descubierta”, la respuesta de su entorno será un determinante más en la recuperación.
La familia (entorno más cercano) es un de vital importancia en el tratamiento de recuperación de un trastorno alimentario. Al enfrentar una problemática de este orden, donde es importante contar con un equipo de especialistas que trabajen de manera interdisciplinaria (psicoterapeuta, médico, nutriólogo, entre otros), escuchar un diagnóstico y soluciones es el primer paso para entender el camino a seguir. Durante el proceso, la familia tendrá un papel relevante, y saber que hay un espacio donde pueden ser escuchados y contenidos, donde desahogar dudas y armar estrategias es una herramienta muy útil en la vía de recuperación. Los especialistas pueden ser personas a quienes recurrir (sin olvidar la confidencialidad del paciente) para disipar la angustia que pueden generar las diferentes etapas y momentos en el proceso.
Existe evidencia donde se demuestra que la participación de la familia en el tratamiento de un desorden alimentario conlleva ventajas para la recuperación. Los procesos terapéuticos de personas que viven con un trastorno alimentario, donde se incorpora a la familia, reduce de manera significativa la morbilidad psicológica, médica, y abandono del tratamiento.
Los trastornos alimentarios suelen estar representados por conductas de hiper control: conteo de calorías, porciones, peso corporal, horarios, etc. Parte fundamental del tratamiento nutricional es trabajar para disminuir la excesiva vigilancia de los alimentos y el cuerpo, y que la relación con éstos sea alejada de reglas. La familia será una gran red de apoyo para lograrlo, ya que en muchas ocasiones pueden existir factores en la dinámica familiar que perpetúen el trastorno. Identificarlos y trabajar para hacer cambios es una estrategia fundamental en el tratamiento.
También es frecuente que, dentro del transcurso del tratamiento nutricional, surjan múltiples dudas: “¿Cuánto comerá?, ¿cada cuándo?, ¿Dónde debe hacerlo? ¿Por qué no hay cambios en su peso corporal? ¿Debo vigilarla al comer?, etc.” Las respuestas se irán contestando en el curso del tratamiento, ya que cada caso es particular. Pero más allá de estas interrogantes, lo importante será tener un acercamiento sin angustia y lleno de comprensión con quien está en recuperación. Para esto, solucionar las incertidumbres o angustias con información del especialista a cargo, ayudará a resolverlo con las habilidades familiares que se usen en beneficio de la persona en .recuperación.
Bibliografía
Reyes-Rodríguez ML, Watson HJ, Barrio C, Baucom DH, Silva Y, Luna-Reyes KL, Bulik CM. Family involvement in eating disorder treatment among Latinas. Eat Disord. 2019 Mar-Apr;27(2):205-229. doi: 10.1080/10640266.2019.1586219. PMID: 31084429; PMCID: PMC6542266.