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21 febrero, 2023
Cómo la familia puede ayudar en la recuperación de los trastornos de la conducta alimentaria
30 noviembre, 2023Cuando los hijos llegan a la etapa de la adolescencia, es esperable que comiencen a experimentar cambios en su cuerpo, en su forma de pensar y en sus hábitos alimenticios. Sin embargo, existe un problema que puede llegar a ser muy grave si no se detecta y se trata a tiempo: los trastornos de la alimentación.
Muchas veces estos cambios están dentro de lo que es esperable en esta etapa de la vida, pero cuando comienzan a parecer exagerados o extraños hay que poner atención para poder diferenciar a tiempo si se trata de algo en lo que es necesario intervenir.
La detección temprana de los trastornos de la alimentación en adolescentes no debe ser subestimada.
Es posible pensar que son cuestiones pasajeras o que dependen de la voluntad de las personas para cambiar, pero en realidad puede ser un problema con grandes complicaciones personales y familiares.
La anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón son, desórdenes mentales que afectan no solo la manera en que los adolescentes se alimentan, sino también su salud física y emocional. Estos trastornos pueden tener consecuencias graves y duraderas, por lo que es fundamental la detección temprana y la intervención adecuada.
La atención temprana en este tipo de patologías es crucial, ya que mientras más pronto se detecte y se aborde el problema, mejores son las posibilidades de recuperación. Es común que padres y madres desconozcan los signos y síntomas que indican la probable aparición de un trastorno de alimentación, y es aquí donde radica la importancia de informarse y educarse para poder actuar a tiempo.
Los trastornos de la alimentación se desarrollan en su mayoría durante la adolescencia y tienen un origen multifactorial, es decir, están determinados por una combinación de factores psicológicos y socioculturales. Por ello, es relevante estar atentos a los cambios significativos en el comportamiento de hijos e hijas, cuando se trata especialmente de su relación con la comida e imagen corporal.
Muchas veces la dificultad de atender tempranamente los trastornos de la conducta alimentaria está relacionada al estrés que esa situación provoca en la vida familiar, quizás los padres, madres o cuidadores de esa persona pueden darse cuenta de lo que está sucediendo, pero no es fácil encontrar una vía adecuada para abordarlos. En TRIA hemos visto con éxito, que frente a situaciones con estas características ayuda asesorarse con un experto para facilitar la comunicación y espacios para hablar de esta situación en un entorno seguro para todos. Esto quiere decir que muchas veces la ayuda no comienza exactamente por llevar a la persona afectada a tratamiento, si no que quienes estén cerca se asesoren de varias formas en cómo pueden ayudar de una buena manera.
Hoy en día frente a la presión social y mediática respecto a lo que significa estar bien emocional y físicamente es muy fácil pasar por desapercibidas ciertas señales pensando que son conductas encaminadas a sentirse bien o ser saludable, pero no siempre su resultado es así.
Existen varios signos y síntomas que pueden indicar la presencia de trastorno de alimentación un en adolescente:
1. Cambios en los hábitos alimenticios y de movimiento: Evitar ciertos alimentos, saltarse comidas, esconder o tirar alimentos, y/o comer en exceso. Así como realizar ejercicio en exceso, y/o a escondidas.
2. Preocupación extrema por el peso y la apariencia corporal: pensamientos obsesivos sobre estar gorda o gordo, y/o ganar peso, constantes quejas o comentarios respecto a su apariencia o la de los demás.
3. Cambios en el estado de ánimo: Fluctuaciones bruscas en el estado de ánimo o predominación de sensaciones de irritabilidad, tristeza o ansiedad.
4. Aislamiento social: Los jóvenes con trastornos de alimentación tienden a alejarse de sus amigos y familiares, prefiriendo mantenerse aislados o evitar situaciones sociales relacionadas con la comida.
Si se observa alguno de estos signos o síntomas, es fundamental buscar ayuda profesional lo más pronto posible.
La atención temprana es esencial para evitar que el trastorno de alimentación se agrave y las consecuencias sean mayores.
Una vez se haya detectado un posible trastorno de alimentación, es importante buscar la asesoría de un psicólogo, nutricionista y/o psiquiatra especializado en trastornos de la alimentación. El tratamiento debe ser individualizado y apto a las necesidades específicas de cada adolescente.
El tratamiento de los trastornos de alimentación generalmente se basa en una aproximación interdisciplinaria que combina la terapia individual, y nutricional y la intervención psiquiátrica de acuerdo con las necesidades de cada persona. El objetivo es ayudar a desarrollar una relación saludable con la comida, trabajar en los aspectos internos que sostienen el trastorno de la alimentación, para mejorar la salud física y emocional.
Es fundamental que los padres y madres jueguen un papel activo en el tratamiento y recuperación de sus hijos. Esto implica apoyarlos emocionalmente, educarse sobre los trastornos de alimentación y buscar recursos de apoyo, como grupos de ayuda o terapia familiar en muchos de los casos.
La detección temprana y la intervención adecuada pueden ayudar prevenir complicaciones graves y a mejorar la calidad de vida de los adolescentes afectados y quienes los rodean.