La discriminación no es un concepto que nos sea ajeno, tampoco lo es como acto. Se refiere al hecho de dar un trato diferencial a alguien por asumir que posee alguna característica que le ubica en una cierta “categoría de persona”
Recientemente se ha puesto mayor atención a la discriminación que sufren personas con sobrepeso y obesidad, debido a la identificación de un sin número de consecuencias que ésta puede tener sobre la vida de los individuos. Y que antes estaban naturalizadas.
Son los discursos subyacentes a la explicación de la obesidad y/o el sobrepeso donde podemos encontrar, un poco de la lógica que hace consistente que el peso corporal sea un elemento para la discriminación. Es decir, cómo entendemos que la obesidad o el sobre peso pueden ocurrir y que valor adquieren en un determinado contexto social. Por ello, debemos poner atención sobre que variables, o elementos se ponen en juego para su comprensión. Estos han variado a lo largo de la historia, no siendo siempre los mismos puntos de vista los que explican dicho fenómeno. Podemos encontrar que se han tomado en cuenta los factores medico-biológicos, los socioculturales, y aquellos relacionados con la psicología.Hoy en día, existe un consenso respecto a la etiología de la obesidad como multifactorial, en la mayoría de los casos tratando de dar cuenta de sus posibles causales. Sin embargo, un punto relevante, es que cuando hablamos de la promoción de la salud y prevención de la obesidad y el sobrepeso, es evidente como se atribuye un rol cuasi primordial a los hábitos inadecuados de las personas, ya sea por el sedentarismo y/o la mala alimentación.
Es decir, que frente a esta elaboración de la obesidad, el individuo es “dejado a su voluntad” respecto a lo que debe de hacer para no tener sobrepeso, es algo que puede elegir, pensaríamos, entrando entonces, en el terreno de lo moral. Pero como sabemos, no es posible reducir solo al individuo la explicación y/o intervención de la obesidad.
Por otro lado, tenemos la hegemonización de los cuerpos, especialmente el de las mujeres, que ha resultado en una sobrevaloración de la delgadez como el único cuerpo bello. Y en la última década, eso no solo se ha reducido a estándares de belleza, sino también preocupantemente a la salud. Entendiendo que la salud solo puede existir en un cuerpo con ciertas dimensiones y características. Ideas originadas principalmente desde la mercadotecnia de todo tipo de técnicas y artefactos para modificar los cuerpos, especialmente aquellas estrategias que tienen que ver con la alimentación y el ejercicio.
En este discurso que totaliza la condición de la belleza y la salud a una sola imagen, y por añadidura se ven agregados a ellos, el del éxito y otros buenos adjetivos.
Todo lo anterior ha participado de la producción de un contexto obesofóbico, que juzga y condena a todos aquellos que no cumplen con las normas que dicta esta estética corporal. Esto es justamente lo que ubicamos como discriminación y/o estigmatización. Y es posible identificar cuales son sus dimensiones de acuerdo al ámbito de la moral, de la salud y de la belleza.
Es decir que los cuerpos grandes, o con sobre peso y/o obesidad son rechazados desde, muy temprano en los ambientes mas cercanos a los individuos: sus casas, tornando sus cuerpos y características en justificantes y/o razones del maltrato a través de lo que hoy comúnmente se engloba como bulliyng. Expresándose de manera verbal, pero sobre todo con un trato diferencial y peyorativo frente a otros. Estos fenómenos ocurren también en los espacios escolares y mas adelante en el transcurso de la vida en el ámbito laboral puede provocar dificultades en el acceso a trabajos dignos, con los mismos derechos y salarios que personas que no tienen estas características.
En muchas ocasiones el rechazo a las personas con cuerpos grandes, esta anclado en la idea de que representan una falla en el control de sus impulsos o sus acciones. Es decir que se entiende como una falla personal que les impide cumplir con lo exigido por una sociedad
obesofóbica, pero que al mismo tiempo empuja a sus integrantes a quererse y tener todo lo que sea posible.
En el ámbito de la salud es muy importante tener en cuenta que la obesidad puede ser un gran elemento de discriminación, pues el estigma que el personal médico puede tener sobre estas
personas ocasiona una atención medica inadecuada o incompleta. También puede operar en el sentido contrario, haciendo que las personas con problemas de obesidad, no recurran a los servició médicos por temor a ser maltratados por su condición. Estas dificultades complejjizan la atención de la salud, pudiendo tener diversas consecuencias en el pronóstico, no solo por los problemas relacionados a la obesidad, sino por aquellos que no se atienden por temor. A esto también hay que añadir, que el estrés provocado por constantes situaciones de discriminación tiene un impacto importante en la salud tanto física como mental.