LOS BUENOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO, QUE PUEDEN SER NO TAN BUENOS
Los propósitos de Año Nuevo son algo que muchas personas suelen elaborar al finalizar el año. Cómo una manera que puede dar cuenta de lo que desean que suceda en sus vida. Las temáticas son muchas, pero en la mayoría de las ocasiones están relacionadas con el cambio de hábitos. Se orientan bajo la lupa de la salud o la felicidad. Quizás tratando de responder en el fondo qué es lo que los haría estar mejor en el tiempos que están por venir.
Ya casi finalizando el primer mes del 2022, muchos estarán preguntándose si será posible continuar con estos propósitos, o quizás sería prudente dejarlos en pausa hasta que mejores las condiciones para llevarlos a cabo. No se trata pues, de hacer una revisión moral, respecto a qué hace que se puedan concretar los objetivos, o porqué algunas personas lo pueden hacer y otras no.
Resulta más interesante en este momento, pensar que muchas veces cumplir las metas, propósitos o como se nombren dichas tareas se convierte en un asunto problemático. En primer lugar, esta puesto dentro del discurso de la acción, es decir donde cotidianamente las personas se ven convocados por diferentes instancias a hacer cosas, a cumplir con algo que se debe realizar. Y como sabemos esto puede tener cualidades muy diversas.
El planteamiento de estos propósitos puede ser complejo, cuando esta armado a partir de lo que cada persona asume que es esperado de ella. Esto será un tema a analizar para cada quien, sin embargo, los referentes hegemónicos bajo los que se desarrolla la vida singular de cada uno de nosotros participan en la decisiones tomadas cada día. Es posible afirmar que nadie esta exento de ellos, pero la manera en que estos impactan a cada uno son distintas.
El punto a considerar aquí, es por ejemplo, en la decisión de hacer una dieta-bajar de peso o alcanzar una meta numérica, una imagen especifica en el espejo, puede convertirse en una amargo camino para recorrer, al ir combinándose con otros elementos preexistentes o no, con las propias angustias que surgen, al encontrarse con la posibilidad de no lograr lo que se planteó o que esto implica dificultades inesperadas. El simple dicho “voy a bajar de peso” puede establecerse como una suerte de objeto, frente al cual todo se ordenará. La vida girará en torno a ello y nada más.
No lo entendamos como un destino inevitable, pero como un lugar donde es posible que aparezcan complicaciones, como lo han mostrado algunas pacientes en los últimos meses, que ante el encierro debido al covid-19 vieron la oportunidad para bajar de peso, perdieron el control, viéndose ahora ante una realidad que las supera, ahora no pueden dejar de querer bajar de peso.
Queda entonces a la vista que no se trata necesariamente del objetivo de los propósitos lo que puede traer complicaciones, si no del revestimiento subjetivo que los acompaña.