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Cuando se habla de los trastornos de la alimentación es común dirigirse hacia los aspectos más visibles y descriptivos, todo lo que rodea a la conducta alimentaria y los mecanismos compensatorios frente al miedo a engordar. Sin embargo, esto es solamente un aspecto en estas patologías, el rechazo al alimento.
Existen otras condiciones, aunque quizás menos llamativas, que también forman parte importantísima de estos padecimientos. Los padres suelen referir que su hija sin advertencia previa, ha cambiado el trato con ellos, de tener una relación cercana ha pasado a tener conductas desafiantes, provocadoras, menos participativa en los vínculos familiares y en algunos casos se produce un aislamiento del grupo familiar, o también del entorno de amigos y personas cercanas. En más de una ocasión hemos escuchado, dentro del consultorio, como los familiares con extrañeza y sorpresa señalan que ya no reconocen a su hija, a su hermana o a la esposa, como si “alguien se las hubiese cambiado”. La jóvenes hablan a detalle de cómo avanzan sus intentos de controlar diferentes situaciones y ámbitos de vida. En el terreno alimentario, supervisan a detalle la cocción, la cantidad y los tiempos de sus alimentos; en otros ámbitos por ejemplo, están sus dificultades en hacer equipo en la escuela o en el trabajo, hay un particular interés por actividades solitarias y en caso de continuar en contacto con amigos o parejas, suelen estar en condiciones de distancia emocional o en conflicto constante.
Se puede encontrar también en la casuística un tema muy peculiar, hay una particular tendencia en algunos sujetos por su interés en los animales, sea por dedicarse a trabajar en temas de maltrato animal o conservación, o en el ámbito privado, preferencias e intereses por sus mascotas domésticas, en especial perros o gatos. En una generalidad, los sujetos hablan que sus mascotas están siempre disponibles y le demuestran su afecto sin restricciones ni complicaciones. Podemos decir, que una mascota no causa los problemas y los malos entendidos como los humanos.
Estos ejemplos, que son como piezas que resalto para poder ir entendiendo la estructura que sostiene un desorden de alimentación, se refiere a una de las funciones del rechazo sobre todo presente en los casos de anorexia mental, la estrategia de separación.
Esta estrategia se refiere a un intento de autonomía con relación a los otros, no solamente a los vínculos con los demás, sino también frente a la cultura, a las normas, ideología y todo lo referente al campo de las representaciones y lo simbólico. Como se puede inferir en los ejemplos previos, estos aparecen como formas e intentos de separación pero que son superficiales, de forma más no de contenido, pues no puede darse ni existir una autonomía total de los otros, del campo de la cultura, de la sociedad.
Estos intentos de un ”no”, que podemos descifrarlos como un “no voy a comer lo que tú me das”, “no voy a hacer lo que me dicen”, “no acepto recomendaciones, sugerencias, persuasiones, ni amenazas”, son finalmente estrategias fallidas pues sólo puede existir autonomía en relación con los otros, en la cultura y en la sociedad a través de la construcción de una posición propia dentro del campo de los otros y sus leyes. Poder decirle no a un otro intrusivo o controlador, que decide por ellos, tomando un lugar menos radical y logrando seguir en relación con el entorno.
En este sentido, adquiere una gran relevancia este aspecto tan difundido en la clínica de los desórdenes de la alimentación, sobre el rechazo al tratamiento, esto es comprensible por esta estrategia de la joven por su independencia/dependencia. Que puede estar animado si se encuentra en el momento de la luna de miel con sus síntomas, por los logros obtenidos en cuanto a su cuerpo y la disminución de peso, por ejemplo.
Las estrategias clínicas que consideren este aspecto, el rechazo a la dependencia de los otros, son fundamentales para posibilitar un tratamiento en estos casos. Las mentiras, la obstinación y el rechazo tienen sus causas. Es importante saber escucharlas y darle su lugar al decir de cada uno, no todo se trata del peso y la alimentación.