La solidaridad es una actitud que los individuos y/o comunidades pueden ejercer promovida por la existencia de metas o intereses comunes. En general, es un termino que las personas usan para describir las ocasiones en que se sienten motivados a ayudar a alguien más sin necesariamente recibir nada a cambio, siempre guiándose por acciones que se consideran buenas.
Se asume de alguna manera que hombres y mujeres son solidarios con aquellas personas con las que tienen una relación cercana ya sea afectivamente, o por otras razones, como lo pueden ser el trabajo, la escuela, o vivir en la misma comunidad.
Otro motivo que promueve la aparición de solidaridad son eventos repentinos que trastocan el funcionamiento de la vida cotidiana, como vimos que sucedió con los sismos de la CDMX en 1985 y 2017 y hoy lo hemos visto aparecer también con la crisis que se ha generado por la pandemia del COVID-19. Estos eventos han sacudido de manera social a nuestras comunidades y de forma individual cada quien ha respondido para ser solidarios con aquellos que así lo han requerido, a veces con esfuerzos muy organizados y otras con actos simples pero significativos.
La aparición de un malestar o trastorno en una persona generalmente convoca la solidaridad en aquellos que viven con ella o que la rodean en otros ámbitos. El cuidado y apoyo que requieren las personas con algún problema de salud mental es muchas veces cruzado por esta noción que la solidaridad pone en la mesa, de no recibir nada a cambio. En muchas ocasiones el cuidado de enfermos ya sea por dolencias físicas o mentales requiere del sacrificio y adaptación de muchas condiciones familiares y sociales, que muchas veces terminan siendo una gran dificultad.
Esto es un elemento que nos hace pensar que la solidaridad no es algo que surja de manera automática, nadie es solidario con todos aquellos que lo rodean, sino es una decisión selectiva o muchas veces mas bien una obligación que orienta a las personas a ayudar a otras.
La posibilidad de apoyar desinteresadamente a otros no se sostiene por mucho tiempo, mas bien los acuerdos ya sea tácitos o no se van modificando de manera que estas actividades puedan seguir ocurriendo.
Un enfermo que necesita cuidados y tratamientos de larga duración puede provocar grandes dificultades en la convivencia con sus allegados no solo porque irrumpe en la vida diaria, sino porque genera grandes dosis de ansiedad, que es muchas veces lo que motiva la búsqueda de tratamiento. Todos hemos escuchado “tenemos que buscar ayuda, no puedes estar así”
Aunque la solidaridad hable de una predisposición a no recibir nada a cambio, en realidad hay algo que se acomoda en la vida interna que puede hacer que esta ayuda se sostenga por el tiempo que dure. En el cuidado de enfermos es precisamente eso también lo que puede sostener los cuidados de unos a otros, un movimiento interno que haga posible dar lo necesario al otro, aunque no se cuente con ello.