
HAMBRE
13 julio, 2022
El lazo social en los adolescentes.
29 julio, 2022Cuando una enfermedad o condición de salud, ya sea física o mental, comienza a elevar la mortalidad de las personas y/o implica una carga importante para los servicios de salud, se activan planes de prevención para que dichas enfermedades aparezcan de manera menos frecuente y se aminoren sus efectos nocivos.
La prevención puede hacerse desde diferentes ámbitos y dependiendo sus alcances y objetivos, suele dividirse en tres niveles:
Prevención primaria
Esfuerzos para la reducción o eliminación de factores de riesgo que conducen al desarrollo de alguna enfermedad.
Prevención secundaria
En este nivel se busca la identificación temprana de la enfermedad y que haya un tratamiento pronto y efectivo.
Prevención Terciaria
En el último nivel de prevención, el objetivo es evitar las complicaciones y la cronicidad de la enfermedad.
De manera general los programas de prevención de los TCA, involucran estrategias que incluyen, tanto la descripción de las conductas de riesgo y conductas negativas relacionadas a los TCA, así como la enseñanza de hábitos saludables, que podrían prevenir la aparición de dichos TCA. En algunas ocasiones dichas intervenciones se acompañan por el trabajo de elementos emocionales y/o sociales que pueden estar vinculados a los TCA.
Pero al igual que otros tipos de prevención como el abuso de drogas, la transmisión sexual de enfermedades y el embarazo adolescente, generan controversia pues se cuestiona si al hablar y discutir clara y abiertamente dichos temas con la población en riesgo, se esta promoviendo más que previniendo. Esta postura se desprende de la creencia de que se están dando elementos para que las personas aprendan cómo hacer lo que se intenta prevenir.
Hasta ahora los metanálisis realizados internacionalmente al respecto, no arrojan resultados contundentes que afirmen que esto sea un efecto real de las intervenciones. Pero sugieren que las fallas de los programas de prevención primaria en el área de los TCA se deben a dos consideraciones:
- Mezclar la intervención psicopedagogía sobre alimentación saludable con la prevención de los TCA. Es decir, se propone hacer programas diferenciados que se centren ya sea en la enseñanza de hábitos saludables o la prevención de conductas de riesgo de TCA. Pero que no combinen los dos objetivos en la misma intervención.
- Trabajar con el mismo tipo de información para diferentes grupos etarios. Para que una intervención tenga éxito se requiere que la elaboración del material de trabajo tanto de referencia, como de difusión sea específico al rango de edad de las personas con las que se busca trabajar.
En México se han ido formalizando algunos esfuerzos de prevención y de los TCA.
A partir de 2017 se han desarrollado algunas estrategias que pueden incentivar la prevención de los TCA en diferentes niveles:
- Se presentó una iniciativa en el Senado para declarar el 2 de junio como el Día Nacional de Lucha contra los Trastornos Alimenticios.
- El gobierno de la CDMX promovió la instalación de tres módulos de atención ambulatoria en la ciudad, los cuales son atendidos por personal de psiquiatría y psicología.
Aún sin tener claridad sobre cuáles han sido los resultados de dichas estrategias, sin duda, son pasos importantes que deben ser fortalecidos para continuar el desarrollo e implantación de programas de prevención de los TCA en sus tres niveles de acción.
Existe un consenso general sobre la necesidad de enfocar los esfuerzos de la prevención primaria en el ámbito escolar, pues es la población que se encuentra en mayor riesgo, y más susceptible de adquirir estrategias y conocimientos para el desarrollo o prevención de diferentes problemáticas. Pero no debemos pasar por alto que estos padecimientos están afectando también a hombres y mujeres de mayor edad.
La etiología de los TCA es compleja y heterogénea, y en esta ocasión no es interés de este blog desarrollarla, sin embargo, se han identificado importantes variables que intervienen en su desarrollo y que es importante considerar para las estrategias de prevención, sobre todo en el nivel primario:
- La industria farmacéutica y sus agentes debe estar involucrada y comprometida. Principalmente la que dedica sus esfuerzos al desarrollo de productos orientados a la pérdida de peso y su difusión.
- El mundo del deporte debe ser un campo fértil para la prevención primaria, y para ello requiere profesionalizarse y sensibilizarse para funcionar como un punto estratégico de identificación de posibles conductas de riesgo o TCA ya desarrollados. Esto no es una tarea sencilla, ya que muchas veces el deporte es considerado una vía para la pérdida de peso, mas que un hábito saludable. En sus formas de alto rendimiento, son las mismas disciplinas y sus entrenadores los que propician la aparición de conductas de riesgo en los atletas, por lo que se debe de generar mecanismos que se anticipen e identifiquen dichas situaciones a tiempo.
- Los medios de comunicación son un agente de suma importancia en la prevención de los TCA. Se sabe de su activa participación en la idealización de los cuerpos delgados en los últimos 30 años, dejando de fuera la vasta diversidad de cuerpos femeninos que existen.
Es necesario una postura congruente de los medios de comunicación que propicie la transmisión de valores sanos a nivel corporal y alimenticio. Aunque sabemos que la realización de estos objetivos está cruzado por diferentes intereses, no debemos dejar de nombrar su importancia y responsabilidad a en la prevención de los TCA.
Una pregunta que el equipo de TRIA recibe con frecuencia es que se puede hacer para prevenir los TCA. Aunque la prevención es un espacio de trabajo que pertenece a los profesionales, y los programas preventivos en sus diferentes niveles, deben ser desarrollados por personas preparadas para ello, hay algunas cosas que se pueden hacer en la vida diaria que pueden ayudar a prevenir la aparición de los TCA, a identificarlos y a aminorar su impacto en la vida de las personas que los padecen y su entorno.
- Retirar el valor de la imagen de las personas, evitando hacer comentarios sobre la apariencia propia y la de otras personas enfrente de hijos y alumnos. Centrando de manera positiva los comentarios sobre otros, hacia sus capacidades y habilidades.
- Observar los comportamientos y cambios emocionales y de aspecto físico que aparezcan súbitamente y con características obsesivas.
- Si se ubica una problemática emocional y o alimentaria reiterativa, reconocer la seriedad del problema y procurar ayuda y orientación profesional.
- No esperar a que el malestar pase solo, cuando hay un TCA este difícilmente se solucionará sin un tratamiento.
- Prestar atención a las preocupaciones por el peso, miedo a engordar, quejas continuas sobre su aspecto físico, escuchar sin apresurarse a quitar importancia a sus comentarios, propiciara la conversación de manera para identificar que está provocando estas emociones.
- Propiciar tradiciones alrededor de la comida, como cocinar y sentarse a comer juntos al menos una vez al día.
- Tanto en casa como en la escuela, es necesario la formación de un juicio crítico ante las imposiciones sociales, que permita valorar el propio cuerpo y todas las posibilidades que éste ofrece; ayudar a desarrollar a niñas (os) y adolescentes una idea ajustada de sí mismos, que sepan reconocer sus capacidades y también sus limitaciones; fomentar la elección de metas realistas, que estén de acuerdo con sus posibilidades físicas y emocionales y transmitir la importancia de aceptar errores, soportar y tolerar las frustraciones.
Es muy importante como como sujetos y ciudadanos de una época tan particular como en la que vivimos, podemos identificar la importancia de los puntos anteriores en la prevención de estos padecimientos. Pero también es preciso que no olvidemos que vivimos en una momento histórico que por sus propias caracteristicas genera circustncias de precariedad en diversos ambitos de la vida cotidiana. No podemos atribuir de manera completa el origen de los TCA a las condiciones sociohistoricas, al entender que cada sujeto tiene condiciones singulares que se enlazan con las anteriores para que se establesca cualquier tipo de trastorno.
Lo releveante frente a esta situación tan especifica en la que vivimos hoy en día, es la posibilidad de tomar una posición frente a la prevención de los TCA que nos lleve a reflexionar como es que como individuos participamos o no de ella, y que ganamos a través de ello.
Uno de los puntos más algidos hoy en día es la propuesta de comprender que ningun cuerpo solo por el tamaño o la forma que tiene es más saludable que otro, pero que los dichos y estigmas y /o privilegios que caen sobre cada tipo de cuerpo impactan la vivencia respecto a cada uno de ellos en terminos de salud fisica y emocional. La prevención es sin duda un elemento sustancial en la consideración de la salud de nuestra sociedad, pero también debemos saber que no hay una fórmula que funcione para todos, así como la misma circunstancia impacta de manera diferente a cada individuo