Poco sabíamos de qué se trataba este nuevo virus que llegó al mundo a cambiar la forma en la que hacíamos las cosas. Sin duda, una contingencia que nos ha afectado a todos, a cada uno de manera en particular.
En la ciudad de México, no se ha acabado la pandemia, no hemos pasado del semáforo naranja, por lo que no hemos llegado a vivenciar la llamada “nueva normalidad”.
No es lo mismo una pareja que ya estaba en crisis antes de la pandemia, como las relaciones que estallan como producto de esta; bien sea porque no se conocían muy bien, o porque la pandemia puso al descubierto situaciones que se ocultaban
el incorporar nuevos hábitos a tu estilo de vida o realizar pequeñas modificaciones, permitirá que tus niveles de presión arterial se mantengan en parámetros adecuados.
¿Cuantas comidas, desayunos, y pasteles se compartirán en video-llamadas? Cuántas otras familias no resistirán la tradición de reunirse y celebrar una figura tan relevante para la sociedad mexicana.
¿Porqué atacan a los médic@s, enfermer@s y demás trabajadores de la salud que son los que más arriesgan sus vidas para salvar o intentar salvar las de tod@s nosotr@s?
El estrés suele definirse como un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al soportable que suele provocar diversos trastornos físicos y mentales.
Pero hay que pensar que también se lleva nuestra prisa diaria por cumplir una rutina a la que hemos estado habituados, ahora tenemos más tiempo para pensar, podemos convivir con nuestra familia, con nuestra pareja, con nuestros hijos.
La permanencia prolongada en el hogar, sin salir de casa que es la medida que debemos cumplir, conduce a un aumento de las conductas sedentarias, como pasar horas excesivas sentado, recostado o acostado, reduciendo la actividad física normal.