La palabra incertidumbre marcó el paso de la pandemia del 2020, así como la palabra atrapamiento marcó los terremotos del 1985 y del 2017.
Y, seguramente en el 2021, seguiremos determinados por la incertidumbre, pues, aunque ya se vislumbra la llegada de la tan ansiada vacuna, esta se presenta con un sinnúmero de complejas condiciones para su aplicación.
Para nosotros trabajadores de la salud mental, acostumbrados a ver a nuestros pacientes de forma presencial, cambió radicalmente la forma de aplicar nuestro método de trabajo, el psicoanálisis, tuvimos que adaptarnos a lo que el virus nos fue permitiendo hacer, un virus invisible, cuya trasmisión se desconocía a ciencia cierta y los síntomas que producía eran múltiples y variados, según la edad y comorbilidades de quienes lo portaban. En un principio, se pensó que duraría solo uno o dos meses la pandemia, sin embargo, se ha ido alargando hasta estos días y cada país ha decretado distintas maneras de acometerlo.
La incertidumbre se vive diariamente en cuanto a que, si se llenaron ya los hospitales destinados para los enfermos de coronavirus, cuantos muertos hubo el día de ayer, si hay o no aparatos para intubar a los pacientes, si los que murieron son ancianos o jóvenes, en fin, un sinnúmero de preguntas que nos tienen pendientes de las noticias, a los que algunos deciden creerles y otro no.
Incertidumbre en si es o no necesario usar el tapabocas, si salir o no de casa, si visitar a los adultos mayores, y los seres queridos.
Incertidumbre, de cuando hay que llevar al enfermo al hospital y cuando puede quedarse en casa, y cómo prepararnos para lo que sigue.
En nuestros pacientes el encierro forzoso al que se han visto obligados ha provocado muy diferentes reacciones. Dependiendo de la singularidad de cada sujeto, para algunos ha significado una verdadera tortura no poder salir a ver a sus amigos, ir a la escuela, a los antros, a las plazas, a los cines, a alejarse un rato de sus padres… en fin sentirse libres… en cambio para otros ha resultado beneficioso no tener que socializar, poder estar en sus cuartos detrás de sus computadoras, sin sentirse presionados a tener que compararse con los otros, entre otras cosas.
Pero de una u otra manera viven el encierro con la incertidumbre de cuándo y como terminará.
¿Qué cambios traerá el haber atravesado este año de pandemia?
Así como el 68 produjo cambios importantes que visibilizaron a la juventud que cuestionó los sistemas autoritarios verticales tanto políticos como familiares, y el sismo del 85, permitió visibilizar la podredumbre del partido único y comenzó a unirse y organizarse la sociedad civil, la pandemia ha agudizado el cuestionamiento de la globalización, el capitalismo salvaje, la destrucción de la naturaleza por el hombre y ha puesto de manifiesto la solidaridad que debe imperar, por ejemplo, con el simple uso del cubre bocas, que nos protege a todos.
¿Qué otros cambios traerá el coronavirus? ¿Cuándo terminará? ¿Qué pasará con nuestro estilo de vida?
Realmente hay más preguntas que respuestas, un año de incertidumbre, que nos hace recordar la canción: