Hay una diferentes discursos que hablan sobre la anorexia, desde el campo de la salud, o desde otras perspectivas, como la social. Lo cierto es que es importante delimitar desde dónde pues esto tomará las rutas de su escucha, tratamiento y sus efectos.
Desde el psicoanálisis, que es la aproximación desde donde abordaremos este tema, podemos plantear que concebir a la anorexia como una entidad en sí misma, como los llamados “trastornos de la conducta alimentaria” es basarse solamente en lo descriptivo frente a la complejidad que subyace a esta sintomatología, lo que no significa que no podamos entrar en diálogo con disciplinas que así lo conciben como lo es la medicina o la psiquiatría. Para plantear su causalidad es importante aclarar desde dónde.
Entrando en el tema, una de las causas que se argumentan es la presión social y cultural con la influencia de la moda o de las redes sociales, si bien es cierto, pueden tener su lugar en el panorama actual, es simplista tomar esto como una causa para que una joven decida poner su vida en una cuerda floja. Hay más.
Otra de las causas que se señalan es la intensa preocupación por el peso y la imagen, estas son expresiones de la manera en que un sujeto intenta hacer con su cuerpo que está fragilizado, desarticulado o puesto como una barrera. Es de lo que hay que ocuparse también, pero no es una causa, es más bien un efecto, un intento de darle solución a aquello que no marcha. Es conveniente preguntarse por qué. Por ejemplo, pensar que es una causa practicar un deporte o actividad como el ballet, porras, etc., en donde puede haber exigencia hacia el peso o el aspecto físico, deja de lado la singularidad de ese adolescente, si se encuentra en ese medio y desarrolla una anorexia será importante saber si esa actividad lo lleva a un peligro físico o más bien puede ser su intento de “hacer algo con su cuerpo para organizarse”, a veces, son los únicos espacios en donde encuentran vínculos con los otros, es por ello que indicaciones como el suspender dichas actividades radicalmente sólo se ocupan de que no continúe el gasto calórico, sin tratar de ubicar lo que significa para esa joven, a veces estos pasos protocolizados lo que hacen es incrementar la problemática más que tratarla. Para el psicoanálisis es el caso por caso, en algunos ir a la escuela o hacer alguna de sus actividades es un elemento importante en su vida que los mantiene en un lazo con los demás, en algo propio, en otros casos, dado el bajo peso habrá que ocuparse primero de lo físico y su estabilización, pero no para todos.
También se habla de sucesos vitales estresantes o traumáticos, como la pérdida de un ser querido o la separación de los padres, abusos sexuales, etc., si bien es cierto, en cada historia de vida se podrán encontrar estas situaciones u otras, los acontecimientos que marquen un antes y un después, lo traumático no es el suceso en sí mismo sino lo que representa para cada quien, momentos de vida como lo puede ser el pasaje de la infancia a la adolescencia, puede ser traumático, de hecho es un trabajo difícil para todos, pero para algunos se responde por la vía sintomática como las adicciones, la anorexia, la bulimia, la depresión, etc.
La causalidad la encontramos en las vicisitudes de la constitución de la subjetividad de una persona, de cómo se relaciona con la angustia y resuelve la separación con el Otro. La anorexia aparece con mayor frecuencia en la adolescencia, esto no es casual, aunque algunas surjan desde épocas mas tempranas como la infancia, precisamente es un momento de vida en donde se pone a prueba las condiciones que tiene un joven para la separación simbólica, asumir un nuevo lugar y un cuerpo sexuado, asumir subjetivamente aquello que funciona como pivote del propio deseo suele ser conflictivo para los jóvenes, y a veces ocurre que lo rechazan. Tener que arreglarse con dejar el vínculo infantil con los padres, abandonarlos como algunos dicen, se complica. Ver al Otro familiar, ya no como un “súper héroe” sino como sujetos con todas sus complejidades y carencias, no les es sencillo y puede dar como respuesta un rechazo radical a crecer, “controlar” su cuerpo, si comen o no, si no se incluyen en el devenir de las relaciones con el Otro es una solución, quizás haya menos problemas para arreglárselas con lo que les angustia, pero son caminos complicados y que los ponen en riesgo, por ello es conveniente facilitarles un espacio donde pueden ser escuchados y encontrar de maneras indirectas otras soluciones a su existencia.